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A mi me basta

  Descanso en Tu promesa, que es gozo presente, esperanza activa y dinámica que se renueva en cada caída, pero también en cada abrazo contendido. En cada caída… donde  mi alma respira una alegría y paz inexplicables. Abrazos contenidos que envuelven mi inagotable sed. Porque sólo Tú puedes sacar el amor más puro de la oscuridad más profunda.   Y así, a mí me basta.

MOMENTOS

  DEBILIDAD QUE AMENAZA, DEBILIDAD CON TORMENTAS. BRAZOS QUE SOSTIENEN, QUE ACUNAN, QUE ALIVIAN Y CONSUELAN CON UNA DULZURA INEXPLICABLE A LA RAZÓN HUMANA. TENTACIÓN Y FIDELIDAD

SILENCIO

  Amar en silencio un abrazo no hace ruido dos miradas se cruzan dos sonrisas aparecen a veces no hace falta nada más, sólo estar

Contigo

“Siempre conmigo, hazlo, pero conmigo” Y de nuevo me salvas, Con tanto amor me salvas, Con Tu dulzura me salvas, y me recoges más fuertemente en mi intimidad, y te quedas conmigo, y mi corazón se funde más en tu Presencia.

¿Cómo parar al corazón si está creado para amar?

Ese intento de parar al corazón es una espera, y cuando ésta ya no exista, se verá que no ha sido tiempo perdido. Pero mientras: ¿qué le ocurre al corazón en esos momentos si no cumple para lo que ha sido creado? No puede ir contra su propia naturaleza, jamás.  Durante ese tiempo, se suele anular cualquier intención de dar al corazón un “otro” específico al que poder amar. Se crea entonces un espacio, en el que la tensión se sustituye por una Dulzura que envuelve a la persona con toda Su afectividad, se descubre una manera diferente de respirar, se descubre amando, no a un “otro” bajo nuestra medida limitada, sino como una respuesta innata al reconocimiento de esa dulce Presencia. Quizás entonces, no sea una espera, sino la oportunidad para reconocer que el corazón sólo puede amar si se deja amar, en cada momento, en cada instante, en cada día. “Porque Él nos amó primero” , no es una historia pasada, es un acto presente, que se actualiza a cada minuto de nuestra realida...

Cuando nadie me ve

 “pues si pareces normal“ Una profunda empatía permite verme al otro lado de las puertas. Me encanta reír, reír en buena compañía. Pero reír de verdad, esas risas con miradas de complicidad, de quien se sabe en presencia de lo Real, aunque no sea consciente muchas veces en ese momento. Sin embargo, cuando cierro la puerta, pasan las horas y la oscuridad amenaza mi mente, cuando la confusión me invita a la duda del camino escogido o cuando todo aquello que “no se nota” acecha sobre mi alma. Ésta ya no se seca, despierta con el gozo de esa Presencia, vivida entre esas risas y complicidad. Una alegría dulce, pacífica, que se amplifica con cada memoria y me dibuja una ligera sonrisa. Así, encuentros con diferentes personas se convierten en un alimento inesperado para el alma, que está vivo, que nunca caduca, que siempre crece. Queda establecido un vínculo sin palabras vacías, sin ninguna intención concreta, sin promesas entre nosotros. Y aun así, es el vínculo más sólido y verd...

Reincidente

A veces sigo escuchando canciones como si fuesen pistas, ¿Si lo fueran, donde llevarían? El timón, es el mismo siempre: ójala cada elección sea para mí. ¿si lo fuera, que implicaría? Pero no quiero responder, es una puerta que no quiero abrir, No quiero de nuevo ver como ambos nos soñamos sin mirarnos, No quiero de nuevo bailar sola con una música en mi cabeza que nunca escucho. Prefiero escuchar pistas, pensando que algún día seas tú quien me abra la puerta, escuchar tu mirada, bailar juntos y explorar lo que nos espera al otro lado del muro.