A veces sigo escuchando canciones como si fuesen pistas, ¿Si lo fueran, donde llevarían? El timón, es el mismo siempre: ójala cada elección sea para mí. ¿si lo fuera, que implicaría? Pero no quiero responder, es una puerta que no quiero abrir, No quiero de nuevo ver como ambos nos soñamos sin mirarnos, No quiero de nuevo bailar sola con una música en mi cabeza que nunca escucho. Prefiero escuchar pistas, pensando que algún día seas tú quien me abra la puerta, escuchar tu mirada, bailar juntos y explorar lo que nos espera al otro lado del muro.
Descanso en Tu promesa, que es gozo presente, esperanza activa y dinámica que se renueva en cada caída, pero también en cada abrazo contendido. En cada caída… donde mi alma respira una alegría y paz inexplicables. Abrazos contenidos que envuelven mi inagotable sed. Porque sólo Tú puedes sacar el amor más puro de la oscuridad más profunda. Y así, a mí me basta.
Ese intento de parar al corazón es una espera, y cuando ésta ya no exista, se verá que no ha sido tiempo perdido. Pero mientras: ¿qué le ocurre al corazón en esos momentos si no cumple para lo que ha sido creado? No puede ir contra su propia naturaleza, jamás. Durante ese tiempo, se suele anular cualquier intención de dar al corazón un “otro” específico al que poder amar. Se crea entonces un espacio, en el que la tensión se sustituye por una Dulzura que envuelve a la persona con toda Su afectividad, se descubre una manera diferente de respirar, se descubre amando, no a un “otro” bajo nuestra medida limitada, sino como una respuesta innata al reconocimiento de esa dulce Presencia. Quizás entonces, no sea una espera, sino la oportunidad para reconocer que el corazón sólo puede amar si se deja amar, en cada momento, en cada instante, en cada día. “Porque Él nos amó primero” , no es una historia pasada, es un acto presente, que se actualiza a cada minuto de nuestra realidad co
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